El editor Luis Solano (Vigo, 1972) acaba de saltar –sin pretenderlo– a la palestra pública a causa de Mariano Rajoy. Entre los regalos de cumpleaños reconocidos por el líder del PP en España, que cumplió 56 años el domingo, está un libro del periodista sevillano Manuel Chaves Nogales, recuperado y publicado por “Libros del Asteroide”, la editorial que fundó en Barcelona Solano en 2005. Él ha sido uno de los artífices de que se desempolve la obra de un autor afín a la II República y muerto en Londres en 1944, que ya cayó –reconoce– en manos de Alfredo Pérez Rubalcaba y Eduardo Madina.
–Es usted vigués, ¿cómo arranca su aventura editorial en Barcelona?
–Me considero de Vigo, nací ahí, tengo a mi familia y en verano siempre me voy a Canido. Me casé en Barcelona y aquí tengo a mis hijos. Trabajé en otras editoriales. Veía que había una serie de libros que no se podían encontrar en España. Y todo parte de mi idea de que leer es un pasatiempo muy caro. Explico: Si no te gusta una película, has perdido una hora y media, pero a lo mejor con un libro son diez horas.
–Una inversión en tiempo.
–Sí. Como lector, la única forma de asegurarme de que un libro está bien, es dejar pasar diez años y asesorarme. ¿Qué libros de otros países y que aquí no se hayan publicado han disfrutado muchos lectores, aunque sean antiguos? Con esa idea, de que merece la pena leer libros buenos, abrí. No hay que ofrecer lo último; hay que ofrecer el mejor libro. Lo nuevo no es un valor en sí mismo. Y menos en literatura.
–Una editorial independiente, ¿es sostenible en tiempos de crisis?
–La editorial no está enfocada a sacar beneficio económico. Se trata de difundir libros de una calidad literaria determinada. Hemos publicado ochenta.
–Por eso el nombre: “Libros del Asteroide”.
–Lo que quería representar es que no hay una voluntad de hacer algo muy grande. Y también por la independencia.
–¿Ese proyecto no era viable en Galicia?
–Trabajé en Madrid y Barcelona, pero creo que sería muy difícil. El único caso que se me ocurre es la Editorial del Viento, en A Coruña. Aquí es mucho más fácil.
–Y ahora llega el libro de Rajo. ¿Es un bombazo de promoción para la editorial?
–Yo creo que no. Porque no lo ha soltado en medio de un debate contra Zapatero que ve media España. Siempre es bueno que alguien con esa posición social hable de un libro nuestro. Pero estoy seguro que lo dice Fernando Alonso, o Guardiola, que estaba leyendo hace un año la biografía del torero Juan Belmonte, del mismo autor. Y puede tener más repercusión porque lo dijo en una rueda de prensa.
–¿Cree que son buenos lectores los políticos?
–No lo sé. Hay quien se dedica a otras aficiones, no pasa nada por no elegir la lectura. Le temo más a los que van de intelectuales.
–¿Ha sacado del destierro de la invisibilidad a muchos autores como Chaves Nogales?
–No hay muchos así, tan, tan, claros. Está camino de estudiarse en las facultades de Periodismo. Los autores no afines al Régimen estaban mal vistos literariamente durante muchos años. Muchos fueron enjuiciados por sus ideas políticas, no por méritos literarios. Él no era consciente de la trascendencia de su obra, porque escribía reportajes y dirigía periódicos. Murió muy joven, sin tiempo de defenderla.
–¿Halla algún paralelismo con la actualidad?
–En literatura y en todos los ámbitos de la vida... muchas veces los méritos de una persona dependen más de quien se hace amigo, con quien se codea. Y esto él eso no lo cultivó. Cela tuvo el premio Nobel porque se lo trabajó. Solo con su obra no lo hubiera tenido.
–Es usted vigués, ¿cómo arranca su aventura editorial en Barcelona?
–Me considero de Vigo, nací ahí, tengo a mi familia y en verano siempre me voy a Canido. Me casé en Barcelona y aquí tengo a mis hijos. Trabajé en otras editoriales. Veía que había una serie de libros que no se podían encontrar en España. Y todo parte de mi idea de que leer es un pasatiempo muy caro. Explico: Si no te gusta una película, has perdido una hora y media, pero a lo mejor con un libro son diez horas.
–Una inversión en tiempo.
–Sí. Como lector, la única forma de asegurarme de que un libro está bien, es dejar pasar diez años y asesorarme. ¿Qué libros de otros países y que aquí no se hayan publicado han disfrutado muchos lectores, aunque sean antiguos? Con esa idea, de que merece la pena leer libros buenos, abrí. No hay que ofrecer lo último; hay que ofrecer el mejor libro. Lo nuevo no es un valor en sí mismo. Y menos en literatura.
–Una editorial independiente, ¿es sostenible en tiempos de crisis?
–La editorial no está enfocada a sacar beneficio económico. Se trata de difundir libros de una calidad literaria determinada. Hemos publicado ochenta.
–Por eso el nombre: “Libros del Asteroide”.
–Lo que quería representar es que no hay una voluntad de hacer algo muy grande. Y también por la independencia.
–¿Ese proyecto no era viable en Galicia?
–Trabajé en Madrid y Barcelona, pero creo que sería muy difícil. El único caso que se me ocurre es la Editorial del Viento, en A Coruña. Aquí es mucho más fácil.
–Y ahora llega el libro de Rajo. ¿Es un bombazo de promoción para la editorial?
–Yo creo que no. Porque no lo ha soltado en medio de un debate contra Zapatero que ve media España. Siempre es bueno que alguien con esa posición social hable de un libro nuestro. Pero estoy seguro que lo dice Fernando Alonso, o Guardiola, que estaba leyendo hace un año la biografía del torero Juan Belmonte, del mismo autor. Y puede tener más repercusión porque lo dijo en una rueda de prensa.
–¿Cree que son buenos lectores los políticos?
–No lo sé. Hay quien se dedica a otras aficiones, no pasa nada por no elegir la lectura. Le temo más a los que van de intelectuales.
–¿Ha sacado del destierro de la invisibilidad a muchos autores como Chaves Nogales?
–No hay muchos así, tan, tan, claros. Está camino de estudiarse en las facultades de Periodismo. Los autores no afines al Régimen estaban mal vistos literariamente durante muchos años. Muchos fueron enjuiciados por sus ideas políticas, no por méritos literarios. Él no era consciente de la trascendencia de su obra, porque escribía reportajes y dirigía periódicos. Murió muy joven, sin tiempo de defenderla.
–¿Halla algún paralelismo con la actualidad?
–En literatura y en todos los ámbitos de la vida... muchas veces los méritos de una persona dependen más de quien se hace amigo, con quien se codea. Y esto él eso no lo cultivó. Cela tuvo el premio Nobel porque se lo trabajó. Solo con su obra no lo hubiera tenido.
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